
Cáncer de Piel
El cáncer de piel es el cáncer más común en el ser humano.
Los tumores malignos más frecuentes en la piel son el cáncer de piel no melanoma (carcinoma basocelular o espinocelular) y el cáncer de piel melanoma (que es una tumor más agresivo y con mayor tasa de mortalidad).
Y entonces, por qué el cáncer de piel no encabeza las estadísticas?
Las estadísticas sobre cáncer en general excluyen a los canceres de piel no melanoma, ya que éstos presentan menores tasas de mortalidad comparados con el resto de los tumores. Sin embargo, los carcinomas (o cáncer de piel no melanoma), pueden dañar gravemente la salud y también pueden producir la muerte.
Si bien el cáncer de piel es una enfermedad multifactorial que combina factores ambientales y genéticos. La principal causa relacionada es la radiación ultravioleta (UV) proveniente de la exposición solar durante toda la vida y principalmente los primeros 10 años de vida. También son fuente de radiación UV las formas artificiales de bronceado (camas solares, cabinas y lámparas). Por lo que potencialmente es posible prevenir el cáncer de piel y por esto nos enfocaremos en las posibilidades y dificultades en prevención.
Prevención
en el adulto
La prevención en los adultos es ampliamente difundida y adecuadamente interpretada por la mayoría de las personas. La información se encuentra a disposición de la población general gracias a las campañas de prevención. Las pautas van desde criterios horarios de exposición, uso de protector solar, sombreros adecuados hasta prendas con protección UV tanto en las actividades veraniegas como en la nieve. La premisa debe ser cuidar la piel todo el año.
Pautas de alarma para consultar, chequeo anual, la semana del lunar y múltiples esfuerzos desde las diferentes entidades de salud para lograr un diagnóstico y tratamiento precoz. Pero, la dificultad yace en dos puntos. Primero: comprender que un tumor de piel se ve, pero la radiación UV no se ve. Y segundo y mucho más complejo: crear el hábito en el adulto y enfrentar barreras socioculturales como no querer salir a la calle con un sombrero de ala que nos proteja adecuadamente (cosa que no sucede en otros países). Esto nos traslada al nivel con más posibilidades de éxito en términos de prevención, que es la prevención en el niño.
Prevención
en el niño
En interesante evaluar los ámbitos en que se educa y transmiten pautas de prevención. La educación comienza en los hogares, lo cual es crucial en la adquisición de hábitos desde la infancia. Sólo basta con recordar la difícil adaptación al uso del cinturón de seguridad para las generaciones más grandes y el modo en el que los niños de hoy se suben a un vehículo y se colocan el cinturón de seguridad con total naturalidad. Esta adquisición de hábitos en la infancia se logra tras la implementación de medidas educativas desde diferentes ámbitos: hogar y establecimientos educativos. En algunos países como Australia, los niños reciben fotoeducación desde el nivel inicial. Desde pequeños ingresan al aula y lo primero que hacen es ver con su educadora la escala de colores que representan los diferentes grados de radiación UV. Los niños identifican el color que tienen ese día y relacionan que elementos de protección necesitan utilizar para protegerse.
Algo similar a lo que nosotros conocemos como el SOLMAFORO, un instrumento ideado para facilitar la interpretación de la intensidad de la radiación UV y los elementos de protección que deben asociarse a cada color. El resultado es un niño, que sin cuestionar, antes de exponerse al sol, escoge con total naturalidad un sombrero de ala y no un gorro con visera que desprotege los pabellones auriculares y la nuca, se coloca protector solar y está atento a los horarios. Un niño amante de la sombra.
¿Qué debe motivar una consulta?
Se encuentra muy difundido que toda lesión/lunar, nuevo o preexistente, que cambie de forma, color, tamaño, sangre – se lastime, genere prurito o presente áreas que impresionen de curación espontánea deben motivar la consulta. También amerita consulta la exposición solar laboral o recreacional, antecedente de quemaduras solares importantes y control de quemaduras por fuego u otras substancias. Exposición laboral o accidental a radiación por otras fuentes.
Aquellos pacientes con un fototipo (tipo de piel) de riesgo, pacientes que tengan antecedentes personales o familiares de tumores de piel deben permanecer en control, con una frecuencia que determinará el especialista según los antecedentes de cada paciente.
Los pacientes sometidos a radioterapia por otras patologías deben realizar control de la piel irradiada. Y también los pacientes que se encuentran sometidos a un tratamiento inmunosupresor como es el caso de pacientes transplantados o tratados con medicación inmunosupresora por otras patologías.
Todos recordamos la premisa de que el tumor de piel es un tumor que “se ve”, por lo que se promueve al autoexamen y permite un diagnóstico precoz. Sin embargo debemos tener presente que no podemos ver todas las áreas de nuestro cuerpo ya que las áreas dorsales, cuero cabelludo y pabellones auriculares son inaccesibles al autoexamen. Esto hace imprescindible darle a un tumor visible pocas oportunidades de progresar, y realizar la consulta.
Tumor es sinónimo de cáncer?
NO, un tumor puede ser benigno o maligno. Un tumor maligno SI es cáncer. Dentro de los tumores malignos de piel hay una gran variedad de tumores con diferentes grados de agresividad, por lo que un tumor no es comparable a otro, Y es por eso, que la experiencia de un paciente no se puede extrapolar a la de otro. Es muy frecuente encontrar que un paciente retrasa su consulta porque un conocido tuvo una experiencia desfavorable durante el tratamiento de un tumor de piel. Siempre es mejor consultar y evacuar las dudas, ya que con la información adecuada, cada paciente puede decidir sobre su futuro tratamiento.
Un vecino me dijo que cuando tengo un tumor maligno hay que sacar mucha piel alrededor…
Un amigo me dijo que si tocan el tumor, se desparramará por todo el cuerpo…
Si bien el concepto más importante a afianzar es que debe obtenerse tejido sano alrededor del tumor maligno que es extirpado, la cantidad de tejido sano a extirpar alrededor del tumor depende del tipo de tumor. Por lo que toma relevancia el conocimiento preoperatorio del tipo de tumor a través de una biopsia. Además, en algunos tumores de piel no sólo se efectúa una cirugía sobre el tumor de piel, sino que puede estar indicada una cirugía sobre los ganglios linfáticos (biopsia de ganglio centinela).
La biopsia de piel debería ser efectuada preferentemente por un dermatólogo o cirujano, de acuerdo al tamaño de la lesión, localización y sospecha. El dermatólogo, el cirujano y el anatomopatólogo son un °equipo° en el abordaje inicial de los tumores de piel.
La información proporcionada por la biopsia, ayudará también a escoger la técnica quirúrgica que proporcione mayor seguridad en términos de curación del tumor y sacrificio mínimo tejido sano. El orden de prioridades en el tratamiento quirúrgico siempre será: la curación oncológica, preservación de la función y finalmente la estética. Lo que no quita importancia al resultado estético definitivo y el impacto que éste genere en la calidad de vida del paciente.
La primera intervención quirúrgica es crucial para el éxito terapéutico en los tumores de piel, e influye directamente en el pronóstico.
Cuando un profesional extirpa de un tumor maligno de piel sin asegurar que hay tejido sano en los márgenes y posteriormente desplaza tejidos para reconstruir el defecto, se corre el riesgo de que queden restos tumorales que posteriormente progresarán requiriendo nuevo tratamiento y por ende mayor secuela funcional y estética.
Un tumor maligno puede ser extirpado en una primera cirugía y efectuar la reconstrucción en una segunda intervención luego de que el patólogo informe márgenes sanos. O bien, se pueden utilizar técnicas de examen patológico en el momento de la cirugía que estudien los márgenes y definan si es necesario efectuar una ampliación (es decir, resecar más tejido). Esto permite reconstruir el defecto en forma segura, minimizando el sacrificio de tejido sano como sucede en la técnica de Mohs. Es importante que esta técnica sea realizada por un equipo entrenado ya que el adecuado desarrollo de la misma es crucial para obtener los mejores resultados.
Aun cuando un tratamiento sea ejecutado por manos expertas no se puede ofrecer garantía de curación a los pacientes. Pero en éstas condiciones, se logran porcentajes ampliamente exitosos en tasas de pronóstico/curación.
Por todo esto es importante recalcar que la primer cirugía es crucial en el éxito del tratamiento de los tumores de piel, y a la hora de escoger quien realizará el tratamiento quirúrgico, sea un cirujano certificado y en lo posible abocado especialmente a la cirugía oncológica de tumores de piel.
La primera intervención quirúrgica es crucial para el éxito terapéutico en los tumores de piel, e influye directamente en el pronóstico.
Cuando un profesional extirpa de un tumor maligno de piel sin asegurar que hay tejido sano en los márgenes y posteriormente desplaza tejidos para reconstruir el defecto, se corre el riesgo de que queden restos tumorales que posteriormente progresarán requiriendo nuevo tratamiento y por ende mayor secuela funcional y estética.
Un tumor maligno puede ser extirpado en una primera cirugía y efectuar la reconstrucción en una segunda intervención luego de que el patólogo informe márgenes sanos. O bien, se pueden utilizar técnicas de examen patológico en el momento de la cirugía que estudien los márgenes y definan si es necesario efectuar una ampliación (es decir, resecar más tejido). Esto permite reconstruir el defecto en forma segura, minimizando el sacrificio de tejido sano como sucede en la técnica de Mohs. Es importante que esta técnica sea realizada por un equipo entrenado ya que el adecuado desarrollo de la misma es crucial para obtener los mejores resultados.
Aun cuando un tratamiento sea ejecutado por manos expertas no se puede ofrecer garantía de curación a los pacientes. Pero en éstas condiciones, se logran porcentajes ampliamente exitosos en tasas de pronóstico/curación.
Por todo esto es importante recalcar que la primer cirugía es crucial en el éxito del tratamiento de los tumores de piel, y a la hora de escoger quien realizará el tratamiento quirúrgico, sea un cirujano certificado y en lo posible abocado especialmente a la cirugía oncológica de tumores de piel.
El tratamiento quirúrgico es el único tratamiento útil para los tumores de piel?.
Si bien el tratamiento quirúrgico es el pilar fundamental en el tratamiento de los tumores de piel, existen otros tratamientos que acompañan a la cirugía (antes y/o después de la cirugía) o bien como tratamientos no quirúrgicos exclusivamente. Se aconseja que estos tratamientos sean instaurados siempre por un equipo interdisciplinario. Es decir, por un equipo de especialistas que tengan comunicación fluida y puedan definir la mejor opción para el paciente. Éste equipo generalmente se encuentra integrado por cirujanos, dermatólogos, anatomopatólogos, oncólogos-radioterapeutas y paliativistas.
Se estima a futuro un importante aumento progresivo en la incidencia del cáncer de piel. La información es aliada del paciente. Esta información permite al paciente identificar e incorporar las herramientas de prevención para sí mismo y para sus seres queridos, escoger profesionales para efectuar diagnóstico, tratamiento y participar de las decisiones terapéuticas. Es por esto que debemos ser partícipes fundamentales en el acto de educar/informar.